“Es imposible sostener por mucho tiempo más los aumentos de costos sin la suba de ingresos”

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El presidente de FECRA afirma que es un momento propicio para trabajar en la reducción de muchos costos que pueden resultar excesivos o que no aportan valor ni para los estacioneros ni para los consumidores o el propio Estado.

Se cumplen cuatro meses del congelamiento de precios de combustibles líquidos y los estacioneros comienzan a expresar su preocupación. En diálogo con surtidores.com.ar, Vicente Impieri, presidente de FECRA opina acerca de su impacto sobre la rentabilidad del sector.

¿Cómo afecta la rentabilidad del sector el congelamiento de precios de combustibles?

Los precios de las naftas y gasoil en surtidor permanecen congelados desde hace casi cuatro meses, mientras que los costos operativos de las Estaciones de Servicio se incrementaron sensiblemente impulsados por los niveles de inflación que superaron el 3 por ciento mensual en los últimos meses y particularmente por el aumento acumulado del 25 por ciento en los salarios del sector desde el último aumento de precios, el 16 de mayo de este año.  Por otra parte esta situación se da un contexto con antecedentes pocos favorables, luego de un año y medio donde se registraron caídas de venta nunca vistas en el marco de la pandemia iniciada en marzo 2020.

¿Se han observado algunos aumentos de precios en el canal mayorista?

Si bien los precios en surtidor permanecen congelados desde mediados de mayo último, se verificaron algunos aumentos de precios en el canal mayorista que afectan principalmente a las estaciones que no tienen contratos de exclusividad con las petroleras. Las denominadas estaciones de “bandera blanca” están particularmente complicadas para competir con los precios congelados de las estaciones de bandera y con costos crecientes en la compra del producto en el canal mayorista.

Las petroleras que abastecen a las estaciones de bandera y a los mayoristas nos comentan que deben afrontar costos operativos crecientes en el marco de la inflación y también que están particularmente expuestas a los aumentos en el tipo de cambio  que incide directamente en los costos de compra de petróleo crudo en el mercado local y en los costos de importación de productos terminados a precios internacionales en dólares.

¿Cómo visualizan los próximos meses?

Si se acumulan atrasos de precios por varios meses luego se dificulta alcanzar los precios de equilibrio y trasladarlos al surtidor; finalmente la experiencia indica que se perjudican los consumidores con aumentos abruptos de precios y/o a los estacioneros, que en su inmensa mayoría son PYMES y representan el eslabón más débil de toda la cadena de valor.

Es imposible sostener por mucho tiempo más los aumentos de costos sin aumentos de ingresos y sobre todo luego de un año y medio de pandemia. Mantenemos un buen diálogo con las autoridades y uno de los temas que planteamos en varias reuniones es la necesidad de trabajar en la reducción de ciertos costos que dependen de las regulaciones y que obligan a los estacioneros a contratar servicios y/o adquirir productos a precios que consideramos excesivos y sin posibilidad de elegir al proveedor.

¿Concretamente qué medidas considera que podrían tomarse al respecto?

Planteamos a las autoridades la propuesta de reformular los controles de calidad y cantidad para hacerlos menos costosos y más eficientes. Hoy en día, por ejemplo, los estacioneros afrontan un costo de aproximadamente $50.000 por cada inspección del INTI para verificar los volúmenes despachados por surtidor y también tenemos el caso de la obligación de comprar a una única empresa privada determinados “kits trazadores”, con un costo de $80.000 al año.

También tenemos el caso de algunos municipios que aplican tasas desproporcionadas que no tiene la contraprestación del servicio correspondiente y que en la práctica terminan siendo verdaderos impuestos locales.

Más allá de los casos concretos que sirven de ejemplo, es un momento propicio para trabajar en la reducción de muchos costos que pueden resultar excesivos o que no aportan valor ni para los estacioneros ni para los consumidores o el propio estado.